Hacía 14 años que no iba al Parque de la Naturaleza de Cabárceno y bueno, ya que las vacaciones del 2020 han sido en Cantabria, quisimos ir para que nuestros hijos de 16 y 12 años vieran este zoológico tan distinto al resto que conocemos.
Desde el parque comentan que no es un zoológico convencional ni un parque natural. Lo describen como un espacio naturalizado por la mano del hombre, a partir del entorno kárstico, sobre las 750 hectáreas de una antigua explotación minera a cielo abierto en la sierra de Peña Cabarga. Desde 1990 está en funcionamiento. Está concebido con fines educativos, culturales, científicos y recreativos.
Panorámica del recinto de los hipopótamos y de las cebras de Burchell
Tiene dos entradas, una por la zona este-Lago El Acebo que da al recinto de los elefantes y otra por la zona norte de Obregón. Esta es por la que accedimos nosotros. Compramos las entradas online para agilizar los trámites pero aún así tienes que pasar por la taquilla, no tienes preferencia por comprar online.
Como suponíamos que iba a haber bastante gente, y ya que el parque se abre en verano a las 9:30 horas, comenzamos nuestra ruta por dentro sobre las 09:45 horas para aprovechar bien el día. Reconozco que al principio pensé que sobre las 14:00 o 15:00 horas habríamos terminado de ver todo, pero la realidad fue muy distinta. Salimos de allí a las 19:30 horas y eso que no vimos ni la exhibición de leones marinos, ni las de aves, ni pudimos hacer ninguno de los tres recorridos en telecabina.
Telecabina de la zona de los rinocerontes.
Por la zona que entramos lo primero que te encuentras con los reptiles (principalmente un recinto específico para las serpientes), un espacio exterior para la tortuga de espuelas africana y otra zona para el león marino californiano y el león marino patagónico.
Mamba negra bebiendo.
Tortugas de espuela africana
Es un parque diferente entre otras muchas cosas porque tienes que ir con un vehículo de un sitio a otro. Hay muchas zonas para aparcar al lado de los recintos donde viven los animales. La mayoría de las explanadas son muy grandes, están limpias y cuidadas como la del rinoceronte blanco.
Recinto de los rinocerontes.
Cuenta con más de 20 kilómetros de carreteras que te conducen a desfiladeros, lagos y sugerentes figuras rocosas. Toda una experiencia que también puedes recorrer en bicicleta. Desde el punto más alto se puede ver Santander, justo en esa zona se encuentra la estación de telecabina Mirador del Rubí.
Panorámica de Santander desde el Mirador del Rubí.
En general todos los animales nos fascinan y nos apetecía mucho ver a los osos pardo. Había bastantes crías y además con muchas ganas de jugar.
Tienen dos especies de cebras, en el recinto de los hipopótamos se encuentra la cebra de Burchell y en otra zona está la cebra de Grevy. Las rayas son bastante distintas de unas a otras.
Cría de cebra de Burchell.
Cebras de Grevy
Hay una zona en la que hay monos de Gibraltar, ciervos y gamos sueltos. Se pueden ver desde el coche sin bajar las ventanillas. Está prohibido estacionar y bajar.
Ciervo
Las jirafas, las avestruces y los eland conviven en el mismo lugar. Si vas con niños pequeños te aconsejo que no los apoyes en las vallas. A priori no son peligrosos pero es mejor evitar algún susto, especialmente con las avestruces.
Jirafas
Avestruz
Eland
En esta misma zona se encuentra una cafetería, baños, un merendero (estaba cerrado por la COVID-19), la granja con cabras, cerdos, pavos, suricatas, mangostas... Y muy cerca están las aves y el recinto para su exhibición, aunque nos hubiera encantado verla, decidimos seguir visitando el parque para que nos diera tiempo a ver el mayor número de animales posible.
Águila calva o también llamada pigargo americano.
Estuvimos disfrutando de la interacción y el acicalamiento de los papiones de Guinea. Son unos animales increíbles. Las dos próximas fotos las realizó mi hijo mayor.
Madre y cría de papión de Guinea.
El momento del aseo.
Los felinos me encantan y especialmente los guepardos son de mis favoritos.
El parque colabora con otros zoológicos y asociaciones en proyectos de conservación de especies amenazadas como tigres, leones, linces, rinocerontes, etc.
Tienen actividades para colegios. No sé cómo será el curso 2020/2021 por la COVID-19, pero seguro que son muy interesantes.
Hay un gran número de animales que se reproducen en Cabárceno y es una gozada ver por ejemplo a las crías del camello bactriano.
Casi al final de nuestra visita vimos a los cobos de agua y la verdad es que nos sorprendió ver a dos crías que se habían escapado del recinto. La valla está alta, así que tuvieron que saltar mucho. Además de una foto, te muestro el vídeo que hice. Iba a llamar al parque pero justo antes de nuestra llegada, vimos en la zona a un coche de seguridad del parque que debió dar parte de la hazaña de las crías.
Cría de cobo de agua fuera de su recinto.
Creo que es un parque bonito, está cuidado y en la que los animales están en buenas condiciones. Aunque la entrada es algo cara, merece la pena dedicar un día a conocerlo. Tenían gel hidroalcohólico por distintas zonas, estaba señalizado para que estuviéramos a 1,5 metros de otra gente y en general creo que sí tenían medidas de seguridad adecuadas al protocolo establecido por la COVID-19. Otra cosa es si la gente hacia más o menos caso.
Nos quedamos sin ver a los elefantes, a las 19:30 horas cuando pasamos por su explanada, ya no estaban.
Como los merenderos estaban cerrados, se podía comer de picnic en zonas con sombra gracias a las rocas y los árboles. Cuenta con un gran jardín botánico con ejemplares de abedul, acacia, castaño, cerezo, eucalipto, fresno, roble, tilo, etc.
El día que fuimos no tuvimos problemas a la hora de entrar, ni de estar por allí, todo lo contrario. Lo mejor es madrugar para disfrutar del día sin aglomeraciones, ni demasiadas colas.
Desde el parque dan las siguientes recomendaciones:
Hay que extremar las precauciones, no hay que sentarse en el vallado y no ponerse de pie por encima del mismo.
Hay que vigilar a los niños.
No está permitido dar de comer a los animales.
No se puede ir a más de 20 km/h por el recinto.
Hay que aparcar en las zonas señalizadas.
Se debe respetar las señales de circulación.
No se pueden tocar los animales.
Se permite la entrada de perros pero tienen que estar atados y no pueden acceder al telecabina, al recinto de los gorilas y a la cafetería.
Espero que te haya gustado mi nueva recomendación viajera. Si quieres saber más de este lugar, pincha en Cabárceno.
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